El lijado de superficies planas barnizadas es una operación habitual en la industria de la madera, los tableros y la...
}Lijar una superficie de madera es imprescindible para lograr una buen resultado cuando vayamos, posteriormente, a pintarla o a aplicarle productos como barnices, lacas o selladores. Sin un lijado correcto, la terminación no será la adecuada y la apariencia de esa superficie no ofrecerá el aspecto que debería.
Mediante el lijado se subsanan los daños que haya podido sufrir la madera por impactos y rozaduras, entre otros, lo que contribuye a aumentar su vida útil. De las diferentes opciones de lijado, el lijado manual es una de las técnicas más accesibles y empleadas para mejorar el aspecto de la madera, además de ser obligatorio en algunos casos en los que los elementos a tratar son de difícil acceso o muy intrincados.
Abrasivos y maquinaria industrial: productos para un acabado perfecto
Sin embargo, es conveniente afrontarlo con ciertos conocimientos y teniendo en cuenta una serie de consejos. Te desvelamos los principales.
Granulometría empleada en el lijado manual
En el lijado manual de las superficies de madera hay que diferenciar entre granos gruesos (de 40 a 100) y granos finos (de 120 al 220):
Los primeros, los granos gruesos, se utilizan en el lijado manual para limpiar y acabar con las irregularidades e imperfecciones en la superficie.
Por su parte, la función de los granos finos es la de homogeneizar la superficie, crear puntos de anclaje para el barnizado posterior y dar una terminación más suave, más lisa y agradable al tacto y a la vista.
Antes del lijado manual debemos limpiar la superficie sobre la que se va a trabajar, librándola de polvo y manchas de sustancias resinosas o grasientas que embocen el abrasivo e impidan una buena adherencia de la pintura después del lijado.
Principales tipos de lijas manuales
Los abrasivos más comunes empleados para el lijado manual de la madera son: las hojas o pliegos de lija, las esponjas abrasivas y las lanas de acero.
Las hojas de lija son la opción más usada para las operaciones de lijado, especialmente en trabajos sobre grandes superficies. Se emplean sobre calas o garlopas manuales sobre las que se fijan los pliegos abrasivos, consiguiendo de esta forma un mayor rendimiento y planitud de las piezas lijadas.
Las esponjas abrasivas son muy apreciadas por su versatilidad y comodidad de uso para el usuario, lo que les permite ser usadas en lugares pequeños o de acceso complicado, como puertas o marcos de las ventanas, que cuentan con contornos o ribetes. Se emplean para funciones de acabado, decapado, eliminación de defectos pequeños o lijado entre capas de imprimación. Pueden ser de tipo basto o de tipo fino.
La lana de acero es idónea para ser usada antes del acabado, porque hace que la superficie resulte más suave y esté en las mejores condiciones para el resto de procesos. La lana de acero, que se compone de hilo de acero, tiene muchas aplicaciones tanto si es fina (para matizar barnices o aplicar ceras en la madera), media (suavizar entre mano y mano y acabado previo al barniz o a la pintura) o gruesa (supresión de cera vieja, manchas, decapado, etc.).
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Cómo lijar a mano: consejos sobre el lijado manual
El lijado a mano no requiere de una gran técnica y conocimientos, pero sí conviene tener en cuenta algunos consejos básicos que nos ayudaran a conseguir una superficie uniforme preparada para su acabado final:
Hacerlo siempre sobre superficies secas. No lijar las superficies de madera que estén húmedas o mojadas. La humedad presente en las fibras de la madera evita que las fibras permanezcan levantadas y puedan ser fácilmente eliminadas durante la operación de lijado. Además, el polvo generado se convierte en una especie de masilla que emboza y satura los granos abrasivos.
La menor presión posible. Ejercer la mínima presión de lijado posible para evitar acabados pobres y que no sean uniformes. El lijado que se realiza con una presión excesiva facilita que haya áreas de la pieza brillantes, pulidas, suaves al tacto, pero con una rugosidad no uniforme que se traducirá en colores no homogéneos en la fase de tintado. Del mismo modo, nos podemos encontrar con problemas de anclaje del barniz si la superficie lijada ha sido pulida por un exceso de presión.
La herramienta-abrasivo adecuados. Si queremos realzar los diferentes acabados de la madera y su textura con vetas blandas y duras se recomienda lijar la superficie con una herramienta-abrasivo cuya zona de contacto con la pieza se adapte a la superficie, y amortigüe la operación de lijado, evitando planificar la zona de trabajo. Si por el contrario deseamos dejar un superficie lisa y plana será entonces necesario emplear herramientas-abrasivas cuya zona de contacto con la pieza sea rígida y dura para poder nivelar la zona de trabajo.
Velocidad de la herramienta abrasiva. En cualquier operación de lijado la velocidad de la herramienta abrasiva es clave. Si aumentamos la velocidad de lijado mejora el nivel de acabado; por el contrario, si el movimiento de lijado es lento el nivel de acabado es pobre.
Presión de lijado. Debemos tener presente que la presión de lijado y la velocidad de lijado están relacionadas entre sí. No debemos ejercer una gran presión sobre la superficie y al mismo tiempo hacerlo con un movimiento muy rápido.
Vigila tu postura. Cuando realizamos un trabajo como el lijado manual, es común adoptar posiciones que pueden resultar lesivas para el cuello o la espalda. La labor debe realizarse en un banco de trabajo y de la forma más ergonómica posible.
Ahora que ya conoces los trucos para lijar a mano, puedes seguir leyendo sobre cómo elegir los productos abrasivos adecuados o ponte en contacto con nosotros si necesitas asesoramiento.